domingo, 12 de junio de 2011
Disolverse
Escuchar una canción y no bailarla lleva a una manera diferente de disfrutar de ella. Disfrutarla en silencio, disolverse lentamente con cada nota, caer en el manto acuífero del ritmo y flotar, simplemente flotar y dejarse llevar, esa es la manera en que algunos bailamos. Bailar sin mover las piernas es tan divertido como saltar y dar vueltas. Bailo desde mi silla, dejándome llevar como las ramas del árbol se mueven con el viento, inmóvil bailarín. Danzante de los ojos cerrados, de los pies pegados al suelo y las manos quietas. Danzas interiores, tan propias, tan personales que no son permitidas para ningún auditorio. En ese momento eres tu público, eres tus propios aplausos. En esta canción me diluyo, me desconcentro, me evaporo. Desaparezco.
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